Sumergida en el día a día tratando de superarme personal y laboralmente, con demasiada frecuencia olvidamos recrearnos más tiempo en nuestros logros. El ritmo trepidante de nuestra sociedad occidental hace que trabajemos diariamente llevando la máquina al límite para conseguir sobrevivir a las exigencias y obligaciones particulares y, cuando se da la circunstancia que nuestro trabajo ha sobrepasado el nivel óptimo de valoración para entrar en uno superior donde predomina la excelencia, resulta que no le dedicamos la exclusividad del día para disfrutarlo. Deberíamos llenarnos de alegría y de satisfacción  de conseguir y superar nuestro propósito y celebrarlo con entusiasmo.

No es sólo necesario hacer un alto de vez en cuando en nuestra carrera personal de superación, sino que es obligatorio.

¿Te has observado alguna vez cuando estás satisfech@ ante los resultados?

Cuando estamos satisfechos el cambio de actitud se produce tanto interior como exteriormente. A nivel externo irradiamos felicidad, luz, brillo, entusiasmo y desbordamos energía por todas partes que fácilmente se contagian entre los que nos rodean. A nivel interno, en cambio. al menos yo lo vivo como lo escribo, es una alegría contenida que llena todo el cuerpo de impulso retenido para gritar, saltar, reír y también llorar de alegría de llegar tan alto.

Este impulso se contiene en buena parte para no herir ni resultar pedante ante quienes todavía no han tocado su estado de excelencia. Los que no lo han vivido seguro que lo conseguirán en el momento correcto porque de esto trata la vida:

Cada persona llega cuanto tiene que llegar, ni más ni menos;

lo  peor es intentar girar la rueda que nos obliga a avanzar si los engranajes de ésta no están correctos. Sería una pérdida de tiempo y esfuerzo por nuestra parte.

Saber que avanzas, porque lo observas:

• En estadísticas que lo demuestran,
• En menciones donde colaboras realizando un trabajo,
• En felicitaciones personales y
• En comentarios sinceros que te definen con exactitud como eres y con los valores que quieres,

hace que el día a día donde también existe el color gris (nunca el negro en mi mapa) sea soportable y superable.

Tod@s podemos conseguir lo que ansiamos, pero no dejemos de cultivar, cuidar y mimar nuestro sueño, proyecto o pensamiento.