Te oigo

Del susurro al ruido

A través de una historia relatada en tercera persona a continuación se explica el proceso por el cuál una persona que ha perdido audición la mejora con la ayuda de los audífonos y cómo se reeduca la mente para volver a descubrir ruidos que ya no existían en su mente.

El relato 

Septiembre 2018. Con puntualidad británica cada día a las 8 de la mañana Valentina salía con dirección al trabajo. Subía al coche y si todo iba bien el trayecto no le suponía más de media hora, pero la circulación en hora punta era muy densa y casi a diario tenía que dedicar 45 minutos en llegar a su destino.

Como a Valentina no le gustaba llegar tarde la mejor opción era salir siempre a la misma hora y si se daba el caso que no había caravana en exceso y llegaba con demasiada antelación, entonces se esperaba en una esquina a pocos metros de la empresa para llegar con tiempo pero a una hora prudencial.

Hacía medio año que Valentina repetía la misma rutina matutina. Durante la espera en el coche ponía la radio y escuchaba una pequeña sección de la programación radiofónica. Era suficiente para sentirse acompañada en medio de una soledad compartida por los camioneros o transportistas que parecían agruparse en la misma zona que ella con el fin de descansar de la ruta realizada o para acelerar las entregas mañaneras.

Todo esto estaba muy bien pero ella no era persona de repeticiones ilimitadas en lo que a sus actos se refería. A Valentina le encantaba cambiar, innovar y alterar su rutina.  Lo cierto es que los últimos meses había tenido que lidiar con algunos cambios importantes en su vida. El nuevo trabajo le había obligado a tener que ponerse delante de su vehículo; algo que le gustaba pero que la alteraba y obligada a salir de su zona de confort.

Valentina iba aprendiendo a defenderse, en lo que a conocimientos se refiere, en los tema de la empresa: marcas, modelo o peso de las diferentes máquinas y productos que vendían en la empresa.

Las novedades en la vida de Valentina la llevaron a perder 6 kilos de peso en 7 meses. Ella estaba muy activa y no había motivo de preocupación porque tenía kilos de reserva en su cuerpo todavía.

La excusa

Un día pensó que si cogía una libreta y un bolígrafo y lo dejaba en la guantera del coche podría escribir sus sensaciones matinales durante el tiempo de espera. De esta manera fue como nació este dietario de ejercicio intelectual en el que con sólo 15 minutos al día puedes reflexionar sobre lo que te preocupa, te pasa por la cabeza o lo que quieres conseguir.

Valentina dedicó su primera reflexión al momento del gran cambio que estaba por venir. En menos de 2 semanas llevaría audífonos por primera vez. Después de meses tras un “paripé” de pruebas, negaciones y esperas inútiles del resultado, Valentina acudió a un centro privado donde encontró la respuesta a su necesidad.

Valentina había perdido bastante audición en ambos oídos por lo que le costaba seguir las conversaciones en las que el interlocutor estaba alejado.

En este momento, las sensaciones de Valentina eran cambiantes porque si por un lado la situación podía ser motivo de preocupación, por otro ella había detectado el problema y en breve tendría la solución con la consecuente mejora en calidad de vida.

Este hecho hizo pensar a Valentina en lo inteligente que era ya que estaba desarrollando su labor profesional correctamente a pesar de actuar a medio gas.


Los nervios

El segundo motivo de reflexión era cómo le afectaría  a ella volver a escuchar :

  • Determinados sonidos
  • Las voces de los que hablan a su alrededor
  • El ruido ambiental.

A Valentina le preocupaba especialmente su reacción.

¿Daría botes en la silla ante un sobresalto?

¿Priorizaría las conversaciones vecinales?

En este momento todo resultaba una incógnita, un misterio por desvelar.

Valentina tenía claro que este tema no iba a ser un impedimento para desarrrollar su profesionalidad ni que iba a entorpecer su vida privada…, al contrario; utilizaría la experiencia para vivirla en primera persona, analizar la evolución, entender cualquier desorden que se produjese y compartirlo con los demás a fin que todos comprendieran la situación.

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El tercer motivo de reflexión era cómo comunicaría la situación a familiares y amigos cercanos. Hasta la fecha quienes estaban informados eran los miembros de su familia que convivían en casa y los jefes de la empresa en la que trabajaba.

Valentina era partícipe de decirlo en persona a medida que se encontrara con primos y amigos; pero sabía que coincidir con todos podía demorar mucho la comunicación de la noticia.



El gran día

9 de Octubre. Era el gran día. Mariposas en el estómago…, no. Nervios en todo el cuerpo es lo que Valentína sentía.

Faltaban pocas horas para empezar un nuevo reto… Volver a oir ruidos, sonidos y música ambiental, por ejemplo.  Nuevas sensaciones y emociones que presenciará en directo y en primera persona. ¡Toda un experiencia!

Mientras contemplaba las gotas de la lluvia cayendo en el cristal del coche, Valentina va olvidando miedos, la angustia y la tensión que siente.

Llegó el momento decisivo, tras las indicaciones de la profesional, la reacción inmediata de Valentina cuando tuvo puesto el primer audífono fue de sorpresa. De pronto todo parecía haber cambiado en aquella sala. Al escuchar la voz de otra persona sintió algo raro, como si la voz saliera de su cabeza. Rió. Se sorprendió de nuevo y al hablar observó que su voz no era la de siempre. Calló asustada. Maribel, la especialista, dijo que la reacción era normal ya que tenía que volver a acostumbrarse a oirse de nuevo.

Con el segundo audífono puesto, donde la audición era menor, fue algo todavía más increíble porque existían variaciones técnicas de mejora. 

Superado estos instanstes, Valentina empezó a oir sonido envolvente. Todo se magnificaba. Descubrió que los ruidos cotidianos pueden dar miedo, por ejemplo un golpe. Se activó en Valentina toda su sensibilidad, poco a poco iba diferenciando sonidos aunque los que le sorprendió fue el matiz que adquirían las voces conocidas… incluso la propia.

Valentina salió a la calle y se mezcló entre la gente: los pájaros, las voces que venían por derecha e izquierda, los niños… Estos sí que le impactaron porque la primera media hora sólo era capaz de oir a niños llorando por todas partes. Observó que actuaba por instinto ya que para Valentina los niños siempre han tenido un lugar especial en su corazón.

En casa los golpes normales le provocaban sobresalto: la cisterna del váter le recordó una cascada la primera vez…, todo necesitaba adaptación.

El segundo día la experiencia iba mejor. Los audífonos no se acoplaban tanto. El izquierdo parecía que ni lo llevaba, en cambio el derecho se resistía y Valentina lo comparaba con el cambio de zapatos de invierno a verano porque le dolía y mostraba resistencia interna con algún pequeño dolor.

Las voces de algunas personas ya empezaban a recibirse con mayor calidad, y en algún momento sentía cierta calma. El segundo día llevó los audífonos durante 12 horas. ¡Todo un récord!

El tercer día el reto estaba en el entorno cotidiano. Era fiesta y durante los 3 próximos días iba a experimentar con los ruidos dentro de casa y realizar la prueba del teléfono.

El teléfono no lo oía.  Esta fue la primera gran decepción de Valentina que superó al leer en el manual de instrucciones que los audífonos se adaptarían con un programa especial para ello. Tenía que pedir hora a Maribel para hablar del tema.

La inquietud de Valentina hizo que se pusiera a prueba constantemente. Le sorprendió el ruido ambiente con la televisión o voces y una persona cerca hablando. En esta fase todavía hacía intentos para focalizar la conversación externa a tres bandas porque oía pero no entendía lo suficiente.

Los pitidos en el oído izquierdo cuando se acopla resultaban agotadores, ella tenía ganas de saber cómo se solucionaría. 

Los días en casa eperimentó con diversos ruidos a la vez: el grifo del fregadero y lavando platos, el microondas y la puerta de la nevera para acostumbrarse y poder superar estos sencillos impactos en su cabeza.

El cambio en Valentina era agigantado, aunque todavía se sentía asustada que no es lo mismo que tener miedo. Cada instante superado era una autopista de mejora de conexión en el cerebro.

¡Qué increíble es la plasticidad de éste!

¡Cómo se transforma ante lo nuevo!

Una gran prueba a superar fue la fiesta infantil de la sobrina pequeña. Niñas hablando super alto y con voz aguda, jaleo, alegría y voces de varios tipos durante unas 6 horas hizo que la jornada fuera agotadora pero fructífera.

Los otros: su reacción

Valentina recibió de su entorno mucho cariño de la gente que la apreciaba. Las personas cercanas demostraban interés con atenciones diversas, cambiaban el tono de voz, probando cómo les oía desde lejos, mimándola. Así la adaptación resultaba más fácil.

Otra curiosidad en esta evolución es el efecto que produjo en los demás que volviera a oir. Valentina descubrió que cuando recuperas audición bajas el tono de voz al hablar. Esta es la primera sorpresa para los que te conocen o viven contigo porque a veces puede parecer que quienes no te oyen son ellos ya que antes tenían por costumbre hablar con ella mucho más alto de lo normal.

Algo importante a destacar fue que Valentina ya seguia perfectamente las conversaciones grupales porque no se paraba y la retroalimentación comunicativa era más rápida y fluída. Quienes anteriormente llevaban la dirección de una conversación se sorprendieron ante este cambio y sonreían al ver la soltura de Valentina…

4 años después… Septiembre 2022

Surge un problema con el mando a distancia de los audífonos y después de no recibir el trato deseado en el establecimiento donde inicialmente Valentian compró los audífinos decidió ir a los especialistas por excelencia en la materia: GAES

¡Cómo avanza la tecnología y hace más fácil la vida a las personas!

En este centro se ofrecieron a dejar a Valentina unos audífonos mientras enviaban a reparar el mando. Valentina tenía mucho miedo a la adaptación de los nuevos auriculares ya que estos eran recargables y de última tecnología. En GAES Insistieron en que no iba a sufrir como con los primeros porque había mejorado mucho.

Valentina accedió ya que no tenía otra solución por el momento.

El cambio fue inmediato:

  • El ruido ambiental desapareció.
  • Las conversaciones entre personas se escuchaban de manera independiente, sin sobreponerse.
  • Las voces resultaban tener un tono más limpio y claro.
  • Los audífonos no pesan. ¿¿Parece que no llevas nada!! – Pensaba Valentina en voz alta –
  • Los familiares decían que hablaba más bajo. Ahora al no llevar pilas,siempre la bateria tiene la misma carga y ella no tenía que esforzarse en oirse.
  • Con la aplicación del móvil podía reajustar el volumen si fuera necesario aunque la supertecnología que llevaba ya lo hacía sola.
  • Y el teléfono habñia dejado de ser un problema… Podía hablar desde un fijo como hacía años.

#PasionConTinta

“Sólo los que corren el riesgo de avanzar pueden saber a dónde pueden llegar”. 

Rocky Balboa

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