En el pasado respiraba aire tóxico

Te quiero lejos. Tu negatividad afecta mi vida

Las personas tóxicas se caracterizan por:

Siempre se quejan por todo,
Su visión de la realidad siempre es negativa,
Asumen el papel de víctimas,
Solamente hablan de sus problemas,
No asumen sus responsabilidades,
Mienten y ocultan,
Culpan a las demás personas de sus males,
No hacen absolutamente nada por avanzar y mejorar en la vida,
Sienten envidia, miedo, celos y soberbia,
Se resisten a cambiar y
Son manipuladores.

Te esfuerzas y esperas el cambio… pero no ocurre. Crees que para escapar de esta dinámica tienes que buscar lugares nuevos, otras personas y otras responsabilidades.

¡Cómo puede ser de indigesto el pasado cuando una y otra vez se repite la misma historia!

Con el tiempo te das cuenta que para ti lo anormal se ha convertido en cotidiano, lo injusto en lo llevadero y la incertidumbre en tu motor de esperanza.

Sobrepasando el límite

Llega un día en el que te plantas, decides dejar de respirar toxicidad, filtrar desde contactos a ideas… entonces es cuando respiras aire nuevo, puro, aire sin filtros.

Respirar aire sano llena los pulmones, abre la mente, recupera el correcto ritmo cardíaco y te llena de energía positiva. Si no has estado realizando estas buenas prácticas cuando te llega el momento de hacerlo por primera vez te das cuenta que no sabes.

La emoción te supera, la mente te traiciona.

De ser un todo te divides en cientos de fragmentos que cada uno de ellos intenta jugar su papel principal. No sirve esta actuación, te paraliza, te bloquea sin dejar que expulse al exterior toda esa alegría contenida que guardas dentro de ti como un tesoro para que no se vaya, no escape, ni se percaten los que en el pasado te la jugaron.

El resultado es una emoción contenida de un cuerpo que se resiste a ser feliz, por precaución, por miedo a sentir algo mejor de lo que sentiste hasta ahora.