Hasta aquí he llegado después de iniciar el trayecto literario hace ya unos años. Decidí “reinventarme” o mejor dicho “repescarme” pues, desde la adolescencia surgió mi faceta literaria aunque no la exponía en público, ni la explotaba.

Mi carácter y mi manera de ser hace que todo lo que inicie lo haga con mucho entusiasmo e ilusión, actitudes que son altamente beneficiosas para los que me rodean y para mi persona. El problema aparece cuando decides hacer una actividad complementaria porque te interesa y los demás participantes no se entregan de pleno en sus funciones, con lo cual el resultado general no es el esperado dejando,en mi persona,una sensación de pasotismo por parte de ellos hacia lo que corresponde a sus contemporáneos.

¿Os habéis encontrado, últimamente, con personas que dicen que hacen o harán tal cosa y cuando te animas, te comprometes a participaren ese proyecto parece que lo que se habló con anterioridad fue un sueño porque ni siquiera cuentas con su presencia física al iniciarse?

Comprometerse es una obligación, es decir, un acuerdo o una promesa. Faltar a la palabra, la acción o el hecho posiciona a la persona de condición ética muy baja, por no decir nula.

Me gustaría ver que no hay nada perdido en lo que respecta al comportamiento humano y que a partir de ahora, si queremos que las cosas funcionen bien y resulten satisfactorias para todos, cuando aparezcan en nuestro camino individuos que “pasan”:

• Les recordaremos su compromiso y por qué están en aquel lugar, en aquel proyecto o por qué decidieron participar.

• Les explicaremos que su presencia nos favorece y enriquece aún siendo distinta, pues seguro que en algo nos complementa,

• Y les mencionaremos que si no hubieran sido ellos o ellas los elegidos nos engrandeceríamos con otras personas.

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