Avui he decidit reaparèixer a un dels meus personatges literaris; concretament a la Rogirl.
El motiu és ben simple.
El passat dia 25 de maig va entrar en vigor el nou Reglament de Protecció de Dades (RGPD).
Algú no sap de què carai parlo?
Segur que tú que m’estàs llegint sí.
Els que no ho sàpiguen és perquè no existeixen ni en xarxes, ni tenen telèfon intel.ligent, ni compte bancari per dir algunes coses.
Qui no ha rebut la darrera setmana més de cinc emails amb confirmació de la nova política de privacitat?
No recordava haver dit si i no acceptant , les que m’interessaven i són útils i necessàries per a realitzar les meves tasques, o rebutjant, tantes vegades les mateixes condicions des que vaig signar una hipoteca. En fi ara ja està fet.
Amb motiu de l’esforç que hem realitzat la gran majoria d’internautes dient ja sigui sí o dient no, Rogirl tornarà a aparèixer en aquest post.
Desitjo que us agradi.
Rosa.PasionConTinta
Capítol 17. Rogirl i el RGPD
Rogirl llevaba tiempo gestionando sus redes sociales, los primeros sustos habían quedado atrás. Ahora era capaz de diferenciar un fan de un troll, de crear una estrategia para optimizar a sus seguidores, de publicar los días que le favorecían, de escoger dónde se publicitaba y dónde no, etc, etc.
Cuando todo parecía ir como la seda en lo que respecta a la gestión de las redes sociales como Facebook, Twitter, WordPress, Blogger, LinkedIn o Google, las autoridades europeas empiezan a exigir cambios . Europa decide cambiar la ley de protección de datos y crear un nuevo reglamento para proteger al usuario. Esto obligaba a ponerse al día en cuestiones legales a aquellas personas, como Rogirl, que a través de Internet utilizaban los datos de sus clientes para enviar publicidad o tener un contacto más directo y real con la persona basándose en sus gustos o preferencias.
Rogirl, que había madurado mucho en algunos aspectos pero que en otros todavía estaba verde como una fruta, tenía tendencia a llevar toda nueva acción al límite de sus actos. Rogirl empezó a estresarse cuando el nuevo reglamento estaba a punto de entrar vigor.
La semana de 21 al 25 de mayo el correo electrónico de Rogirl empezó a inundarse de avisos, de consejos de aceptar la política de cookies, la política de privacidad de todos aquellas empresas en las que en algún momento se había dado de alta para recibir la newsletter, estar informada de las novedades, recibir descuentos, o acceder a promociones especiales.
– Nunca pensé que me hubiera suscrito a tanto sitios. – Se decía a sí misma mientras leía uno de los correos recibidos por la mañana- Voy a aceptar porque si no dejaré de recibir los puntos-descuento que tengo acumulados y no los podré utilizar en la próxima compra.
– A ver el siguiente: Este no sé ni de quien es. ¿Es posible que me haya dado de alta de una empresa de venta de pienso para aves? Algo me dice que no. Quizás lo hice cuando todavía no estaba muy puesta en esto de Internet… Lo siento amig@s pero no voy a seguir con vosotros porque si fuera así tendría que especializarme en aves y de momento no tengo tiempo para ello.
Rogirl siguió leyendo correos largo rato. Cuando creía que iba acabando y refrescaba la bandeja de entrada volvía a encontrarse con otros correos recién llegados que le pedían lo mismo.
– ¿Habrá alguien que no tenga mi dirección electrónica? Yo que quería ser famosa y conocida. Qué bien he gestionado mi marca, como dicen ahora, porque parece ser que todo Internet me conoce, ja ja ja – Se reía sola mientras seguía leyendo- Tengo que reconocer que esta parte del trabajo y del feedback resulta un poco agotador.
– Ahora sí, ya casi estoy qué bien. He conseguido responder a todos los correos…, pero ¿Qué es esto? ¿Todavía hay más? ¿En la bandeja de spam?¡No puede ser!
Efectivamente así fue. Rogirl todavía no había conseguido acabar de gestionar su correo electrónico porque en la bandeja de spam seguía teniendo algunos más. Esto la mantuvo entretenida algún tiempo extra.
Al cabo de unas horas, agotada como estaba Rogirl optó por distraerse con los comentarios de sus fans en las redes sociales. Su desesperación llegó al máximo cuando para acceder a las diferentes aplicaciones también debía aceptar los nuevos cambios en la política de privacidad y ajustar la configuración según sus intereses.
El día había sido intenso. El agotamiento la vencía. Rogirl pensó en darse un capricho y acudir a la peluquería. Ella necesitaba distraerse, y aunque Internet era su mundo no podía olvidar el trato personal con quienes la conocían de toda la vida.
La peluquera la dejó fantástica y Rogirl no podía disimular su entusiasmo y su felicidad. Tan pronto como llegó a casa conectó su portátil con la intención de compartir una foto con sus fans y seguidores de su nuevo look. Fue tan rápida la acción de pulsar compartir en todas sus redes que un segundo después de haberlo hecho Rogirl se preguntaba:
– Para cumplir correctamente el nuevo reglamento general de política de datos, ¿Tengo que enviar un email a la peluquera pidiendo permiso para publicar mi foto con su trabajo realizado en mi cabeza en mis perfiles sociales?
Como no he podido saber con exactitud si Rogirl envió el email a la peluquera o no, y quizás estás interesad@ en saber qué le hizo ésta, puedes darle a enlace de Twitter para ver qué foto publicó.